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Varias nuevas biografías se realizaron desde 1995. El voluminoso “Diccionario de Valores Oblatos”, publicado en cuatro lenguas, y el primer volumen de un importante Diccionario Histórico. Varias personas escribieron tesis de licencia y doctorado sobre el gran misionero de Provenza. Algunos estudios más cortos tuvieron un gran efecto, conduciéndonos a la meditación o clarificando elementos sobre la visión de San Eugenio. Existe una Asociación de Estudios e Investigaciones Oblatas que ya organizó importantes Congresos y produjo numerosas publicaciones. Todo eso ayudó a los Oblatos a reconocer aún más sus raíces. Recuperamos nuestra identidad allí donde había confusión. Encontramos un lugar más definido en la Iglesia. Un punto particular es el carácter comunitario de nuestra fundación: una investigación seria mostró que Eugenio nos quería en comunidad, apóstoles que siempre parten y regresan a la comunidad. Esta dimensión comunitaria se expresa también por una forma de plegaria que nuestro fundador nos dejó como herencia y que llamaba a Oraison, momentos silenciosos delante el Santísimo y el sentido de una cita espiritual entre los misioneros en presencia de Jesús, incluyendo de manera especial a los ausentes o aquellos que trabajaban en otros continentes.

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